jueves, 13 de junio de 2013

Entrada 16

Habían puesto a Rembrandt en un autorretrato más bien grascioso y hecho de muchos
de los colores más tristes que existían. En este, lo dibujaron con un pulgar sucio y con una carretilla que no era bonita, tampoco, y estaba rota. En el autorretrato tenía una cara como si estuviera pensando en lo que tendría que pagar al dibujante por adelantado por ese retrato.
También lo dibujaron con un rostro de disgusto por su vida y la de sus familiares,. ya que no estaban pasando por un buen momento.

A pesar de todas esas desgracias que parecían graciosas, tenía una bonita alegría que se expresaba en sus ojos brillantes como gotas de rocío.

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